martes, marzo 19

Y ahí empezó todo.

Hace diez años, comenzaba el colegio, los nervios florecían como cosa buena, era un nuevo año, un nuevo curso, nuevos compañeros .. Nuevos compañeros, ahí empezó todo, con la nueva compañera, parecía simpática  sentí la necesidad de saludarla y como no, presentarme. Presentarme, menudo error, ¿Por que nadie me dijo que la aguantaría hasta el día de hoy?
Empezamos con una simple amistad de compañeros de clase en segundo de primaria, pero no sé porqué, poco a poco el roce fue haciendo el cariño y empezamos a llamarnos amigos. La cosa era, que cada cosa que me pasaba fuera del colegio, me la reservaba para contársela a ella al día siguiente en clase. Recreos, excursiones, bailes y risas compartidas durante los cuatro años que nos quedaban para dar por terminada la educación primaria. Sin quererlo y sin saber como, poco a poco nos fuimos dando cuenta de que, eramos mas que compañeros de clase, ahora eramos mejores amigos.
Llegaron los doce años, llegó la hora de ir al instituto, sabíamos que no sería un cambio fácil, sabíamos que nos asustaríamos, pero también sabíamos que contábamos con un mejor amigo con quien vivirlo. Ese mismo año, no separaron de clase, era el primer año que nos separábamos  ¿Como serían las cosas ahora? ¿A quien contaré mis penas? ¿Con quien hablaré en clase?, no sabíamos respuesta, la cosa era que estábamos separados y sería un año difícil.
Apareció el noviembre del 2003, tuvimos una discusión, que mirándola en este momento es una tontería de niños, pero en ese momento fue el motivo por el cual nos pasamos todo el primer curso de instituto sin dirigirnos la palabra, es mas, establecimos una guerra continua e insoportable entre los dos, haciendo dos bandas enfrentadas, yo y mis amigos y tú y los tuyos.
Pero claro, dicen que todo lo que empieza termina acabando, en este caso, fue así. El último día de clases, sí, el último día del primer curso del instituto, el centro escolar donde estudiábamos  organizo una gran excursión al campo y no me preguntéis como, pero con miradas tímidas, palabras sueltas y la esperanza de volver a empezar, nos volvimos a hacer amigos, es mas, seguimos nuestra amistad como si nada hubiese pasado.
Al siguiente año, por suerte nos volvió a tocar en la misma clase, sabíamos de sobra que ahora sí que sería un buen año, y lo fue. Poquito a poco, notábamos que estábamos creciendo, además ya no eramos los mas pequeños del instituto, así que empezamos a notar ese espíritu de superioridad, al ser ya  un poco mayores. Ya empezaban las llamadas por teléfono interminables, y cuando digo interminables, me refiero a empezar a hablar a las diez de la mañana y no parar hasta las diez u once de la noche. Es mas, en una de esas largas conversaciones telefónicas se esconde una pequeña anécdota que contaremos mas adelante. 
Llego tercero de la E.S.O. y ya, cada uno de nosotros empezaba a cambiar, empezamos a sacar eso de lo que todos presumen pero que a casi siempre les falta, ¿como se llama? ah sí, personalidad. Al empezar a sacar al exterior nuestro propio estilo, nosotros fuimos viendo, que coincidíamos en mas cosas de las que esperábamos, fuimos viendo que éramos almas gemelas.
El último año de instituto, oficialmente eramos los mas grandes, poco a poco la madurez toco a nuestras puertas y la invitamos a pasar. Ya teníamos asegurado que seríamos amigos de por vida, ya la confianza da asco y ya pasamos a ser el todo tanto de uno como de otro, en este año apareció otro inconveniente, nos volveríamos a separar, Bryan se marchaba del instituto al siguiente año a hacer otra modalidad de bachillerato, esto hizo que cada momento en clase se viviese con mas intensidad, ya que seguramente, extrañaríamos esos tantos momentos compartidos en cada clase al no tenernos, así que podemos decir que si ya estábamos unidos, nos unimos un poco mas.
Una vez nos graduamos, toc, toc ¿Quien es? es uno de los mejores veranos de tu vida. Pues sí, el verano de 2012 fue mágico e inolvidable, desapareció esa costumbre de dejarnos de ver en esos tres largos meses de verano, todo lo contrario, quedamos todas y cada unas de las semanas veraniegas. Compartimos tantos momentos y tantos recuerdos, que fue la gota que colmó el vaso para que nos hiciéramos muchísimo mas que mejores amigos, ahora eramos como hermanos.
Y hasta el día de hoy, estudiando bachillerato, en institutos distintos y siendo aun mas amigos, estando en contacto cada día, siguiendo con nuestras llamadas interminables, favorecidos por las creación de WhatsApp y largas llamadas de Skype y como no, nuestras Tardes Orbit semanales, ¿Que se puede decir?,  creo que ya no podemos decir que somos ni compañeros, ni amigos, ni mejores amigos, ahora ya somos uno mas de la familia y parándonos a pensar lo jóvenes que somos, toda esta historia, es solo el principio de algo grande que comienza su camino.