martes, marzo 19

Pre-carnaval


El carnaval es una de las épocas más esperada por los jóvenes canarios. Cada año, nos esmeramos mucho por tener un gran disfraz, que sea bonito, original y cómodo, para poder aguantar con el toda la Gran Cabalgata del Carnaval. Es muy clásico dejar todo para el último momento y así hicimos nosotros. Nos disfrazamos del conejo blanco de Alicia en el país de las maravillas y como bien saben este conejo se caracteriza por llevar un reloj en el que miraba la hora y gritaba ¡Llego tarde! Así que justo a una semana del carnaval fuimos par de amigas y yo a casa del Orbit a preparar los relojes. 
Ese día nos levantamos temprano fuimos a un contenedor azul para ir a buscar cartón para hacer nuestros relojes, si como leéis fuimos cogimos el cartón de la basura y eso no es lo peor, lo peor fue ir en la guagua (autobús para los peninsulares) con ese cacho de cartón (trozo  de papel duro para los mas refinados). Jamás olvidaré la cara del guaguero/chofer (conductor de autobús), me miraba con cara de a dónde ira la jacosa esta con ese cacho carton manchado de blanco, porque si por desgracia el cartón tenía una sospechosa mancha blanca, vete tu a saber que era, mejor ni pensarlo. Una vez en la casa del Orbit, pusimos música electro-latina para animar la mañana y saque unos cereales para ir comiendo mientras "trabajaba". ¿Cómo hacer un reloj para el carnaval? Esa era la cuestión. Pues sencillo, decidimos recortar el cartón en dos tamaños de círculo y pegarlos para que quedara en relieve. Para darle mas consistencia decidimos hacer el mejunje Art-Attack, casualidad o destino, que la hermana de Bryan tenía puesta la tele y estaba justo saliendo ese programa, yo ya pensaba que eso ya ni existía. Pues todos haciendo un poco de memoria y asegurando nuestros recuerdos con Youtube, hicimos el mejunje Mezclar cola blanca y agua a partes iguales. Luego pegamos las dos partes y listo, la asquerosidad ya estaba perfecta para llevarla a secar a la azotea. Mientras esa cosa se secaba nosotros nos fuimos a comprar pintura, porque si, solo se nos ocurre a nosotros meternos a hacer eso y no tener pintura y encima teníamos que terminarlo esa mañana porque no podríamos quedar más. Pues allí ibámos Orbit&Company recorriendo todo el barrio, recorriendo cada chino, cada bazar, cada tienda cutre en busca un bote de pintura blanca y otra amarilla ¿tan complicado sería? Ni os lo imagináis después de estar más de una hora caminando, nos decidimos por comprar unas pinturas de dedos y volvernos a casa para empezar a pintar nuestra "obra de arte" lo más rápido posible. Pintamos con mucho esmero nuestros relojes que nos servirían de accesorio para el disfraz y animamos a la hermanita de Bryan a pintar con nosotros ¿sería eso explotación infantil?

Mientras unos terminaban el trabajo, nosotros decidimos que ya había esta bien por hoy. Subimos la música bien alta y dimos comienzo a una photographic session. Llenamos nuestras manos de pintura de dedos, que tanto trabajo nos había dado conseguir, y como niños chicos comenzamos a disfrutar. Nos llenamos los brazos, la cara, el pelo y cualquier parte de nuestro cuerpo que no estuviera cubierta por ropa. Nos lo pasamos en grande. Además la pintura estaba fresquita y con esos calores un poco de fresco no venía nada mal. La mañana había acabado. Tocaba irse a casa porque justo esa misma tarde eran Los Indianos, una fiesta en la que todo el mundo se viste de blanco y se tira polvos talcos, una fiesta muy absurda, lo sé, pero una fiesta es una fiesta. Subimos los relojes a la parte alta del ropero de Bryan para  que Manchitas (su gato) no pudiera cogerlos y se pudieran secar y nos fuimos con una gran sonrisa.
Cuántos trabajos pasamos aquella tarde para que luego nuestros relojes parecían de todo menos relojes, así que ... LOS TIRAMOS TODOS A LA BASURA PORQUE AQUELLO ERA TODO UNA GRAN MIERDA y Bryan los hizo de nuevo pero mas sencillos. Así que sí, me levante temprano, pase vergüenza, camine durante un gran rato bajo el sol en busca de pintura, puse mi cariño e ilusión en hacer los mejores relojes del mundo mundial... para absolutamente nada.

PD: Esta historia después de hace un mes que pasó no procede nada contarla, pero una historia Orbit nunca es tarde para contarla.