martes, marzo 26

HappySummer I.

 En lo que llevamos de blog, aun no hemos contado el fantástico verano que vivimos el año pasado, lo que pasaron tantas cosas que es mejor cortarlo por entradas, así que este será el HappySummer l.
Como creo que ya sabéis, vivimos en Canarias, lo cual aquí el verano empieza en marzo y acaba en noviembre, lo cual estamos acostumbrados a ver el sol casi todos los días. Nuestro verano comenzó con nuestra graduación. Después de cuatro años aguantando día tras día las clases y dándolo todo por un aprobado  llegó el día de nuestra orla, en la que por fin tendríamos el título de Graduado Escolar.
Llevábamos meses preparándola, que si donde la celebrábamos, que a quienes invitábamos, que como decorábamos el salón de actos, y un largo etcétera  Pero llegó el día, aquel 28 de junio del dos mil doce, nuestro gran día. nosotros como no, desde septiembre ya estábamos mirando y pensando que conjuntito nos íbamos a poner, es mas, Marta se compró su ropa tres meses antes de la orla, para luego en el último momento cambiar de opinión e ir a por otra. 
Al caso, fue un día bastante bonito. Comenzamos el día bastante temprano para prepararlo todo y hacer un ensayo general, una vez terminamos, cada uno se fue a su casa a intentar almorzar si los nervios no dejaba. Justo antes de la orla, nosotros, como no, nos hicimos una pequeña llamadita express
Por fin las seis de la tarde, la gente poco a poco iba llegando, también estaban esos profesores que aunque no los soportáramos en todo el año, ese día no se cortaron en gritarnos 'guaaaaapos' cuando nos veían pasar por los pasillos. Nosotros nos pusimos en la entrada, recibiendo a la gente e indicándoles donde se tenían que sentar, puesto que nos habíamos pedido desde un principio. Ya estaban todos dentro y sentados, no imaginábamos que fuera tanta gente, teníamos las puertas cerradas para hacer la gran entrada, tres, dos, uno, suena Rolling in the deep de Adele, es la hora, abrimos las puerta, ¡Madre del amor hermoso!, una multitud de personas cegándonos con los flashes de las cámaras de fotos. Una vez nos sentamos, fue una ceremonia bonita y rápida por lo que no fue pesada. Pero durante ella, todos teníamos en mente una cosa, ¡El fiestón que nos esperaba después!, sí, por fin nos íbamos de fiesta, desde las once con un ligero movimiento de caderas comenzó nuestra hard party que duró hasta las cinco de la mañana, no hay mejor forma que mandar a tomar por saco el dichoso curso. Una vez terminada la fiesta, Marta, yo y sus dos primas, Angela y Paula, nos fuimos a por un taxi, que con la suerte de irnos encontrando monedas por el camino, lo pagamos.
Fue un bonito día, pero lo que nosotros no sabíamos es que aquel día no era la finalización del curso, era la apertura de uno de los mejores veranos de nuestra vida.